La nueva obra de Luis Repiso: lágrimas de colores y esperanza

                                                                                      
Estupendo pintor, buena persona y además, pucelano, como yo, el artista Luis Repiso (Valladolid 1957) me invita a ver su nueva exposición: "Ven, ya verás, es totalmente nuevo, nada que ver con lo anterior" me decía por teléfono.

Me acerqué hasta la Galería de Arte Murillo y allí estaba el cariñoso pintor, rodeado de su familia: su mujer Pilar y sus hijas Rebeca y Soraya que correteaban con otros niños.

Entre los primeros en llegar, admirando su obra, sus alumnos Clara García, Reyes FernándezAlberto Becerra, Delfina Cuesta, Cristina Bardial, Elena Mañana y Pilar Allande y el ex alumno José María García.

                                                                    
Más tarde se sumarían Elena Presa y la más veterana, a sus noventa años, la que fuera maestra de Cultura General, Elisa Rodríguez.

                                                                             
Mirando alrededor ya me pude percatar inmediatamente que algo había pasado en la vida de Luis Repiso.


                                                                            
Aunque un principio me dió la versión oficial: "Esto se viene gestando desde hace ocho años,... estaba un poco agotado de mi etapa,... he estado investigando todo este tiempo,... he tirado a la basura cosas que ya no me servían,... me siento artista y también, interiormente artesano..., las niñas también influyen..." luego ya, en una conversación más tranquila y sincera me explicó cual había sido realmente el detonante de este cambio tan espectacular en su obra, un sorprendente paso del mundo realista, a la geometría abstracta con toques figurativos.

                                                                              
Sin duda, para los que amamos al Arte y solemos ir a exposiciones de pintura, a veces nos preguntamos porqué algunos intentan la aventura del geometrismo sin tener un poso, una trayectoria, una sabiduría, a fin de cuentas como la que sabemos maneja y exuda en su obra Luis Repiso, con más de treinta años dedicado a la esto.

Un exquisito dominio de la línea y el color que encierra la vibración del alma, aprisionada entre el dolor y la esperanza, podría ser el resumen de lo que se plasma en su nueva obra y que nuestros ojos admirarán en sus cuadros.

                                                                           
¿Era quizás por la necesidad de una disciplina artística y pictórica, por lo que Repiso seleccionó la geometría, para dominar las terribles cabalgadas que producen en la mente las noches de insomnio y soledad, fruto de la espera por la vida?



                                                             
Luis, con una tierna mezcla de lágrimas en sus ojos y un suave aroma en sus manos de colonia infantil, me reveló el argumento de las obras allí colgadas, relacionado con un terrible proceso de enfermedad y angustioso ingreso hospitalario, que pertenece a su mundo privado y familiar y que no pienso reproducir aquí sin su consentimiento, pero que le agradezco haya compartido conmigo. 

Tubos fluorescentes, azulejos, hormigón, olores hospitalarios, soledad, angustia...todo queda reflejado en la obra de Repiso, embellecidos los dramas por la selecta paleta de colores que emplea con precisión y experiencia y que recoge, silencioso y magistral, sus latidos de esperanza.

                                                                          
La acogedora (y siempre calurosa) Sala Murillo, que precisa de la instalación de aire acondicionado urgentemente, aunque parece ser que la comunidad de vecinos no lo permite, se fue llenando de amigos, marchantes y admiradores de la obra de Repiso, siendo recibidos por la anfitriona Teresa del Cano, ayudada por su socia Ana de Paz.

Entre otros: el encantador Luis Hernando (Vértice) y los coleccionistas José Luis Peña, que volvió de Madrid anticipadamente para asistir a la inauguración de la muestra, acompañado de su esposa Rosa Prieto.

                                                                                  
La contemplación de la exposición, imprescindible para adentrarnos en el otoño con buenas vibraciones cromáticas, permanecerá colgada hasta el 18 de octubre. http://www.galeriamurillo.com/

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