Comandante Naval Juan Manuel Beceiro: un corazón de mar

La vida laboral de los militares de Tierra, Mar y Aire es un llegar, hacer y marchar a otro lugar, ciudad, país, con otra misión, más o menos complicada o arriesgada, que deberán desempeñar tan impecablemente como se espera de ellos y, de nuevo, al cabo de dos, tres años, volver a marchar a otra ciudad, con un ascenso, un retiro, otra tarea.

A lo largo de mis casi treinta años de profesión periodística, me ha tocado despedir, saludar, conocer y, de nuevo decir adiós a varios profesionales que entienden su vida laboral así: como un servicio a España, bien dentro de Tierra, Mar, o Aire, y en sus diversos destinos.

                                                                          
En esta ocasión me tocó celebrar este momento con una persona excepcional en cuanto a su simpatía, buen carácter y consideración hacia mi trabajo y hacia el de todo el sector periodístico: Juan Manuel Beceiro, Comandante Naval de Gijón y ya, desde estos próximos días, profesional de la Marina en la reserva.

A Beceiro le conocí hace tres años, sucediendo a su vez al Comandante Naval José Rodríguez Alcalá, un hombre educadísimo, pero al que apenas traté.
El común amigo y no menos maravillosa persona que es el General de División Francisco Ramos Oliver fue quién me presentó al nuevo Comandante Naval, recién llegado a su cargo, y a su encantadora esposa Kety, en una mágica noche de San Juan, organizada por Ramos Oliver, en el Acuartelamiento de Cabo Noval.

Allí pude cenar con ellos, casi como en familia, y anotar en mi agenda de personajes a Juan Manuel Beceiro con un rotulador de color vistoso.
A lo largo de los siguientes años, la celebración de la Virgen del Carmen en el Club Nautico de Gijón fue otra de las citas que anoté en mi agenda y a las que acudí invitada por el Comandante.

Con el tiempo nos encontrábamos, espaciadamente, en distintos eventos y celebraciones, bien de carácter militar, bien civiles.
Siempre con su humor gallego, fino e inteligente y con su afecto suave y continuado. Frases cortas, como gotas de esencia.

Le dí ánimos cuando pasó un pequeño susto de salud, pero ya absolutamente recuperado, retomará su vida al lado de Kety, y disfrutarán, viajando, de su tesoro más valioso: su familia.

Inauguramos la segunda semana de este pesado y nuboso mes de julio en Asturias, asistiendo, pues, a la toma de posesión de quién le sucederá como Comandante Naval de Gijón, Juan María Fontán Suances, celebrada en las dependencias de la Comandancia Naval, frente al Puerto Deportivo de Gijón.

En la foto, recibiendo a los invitados a pie de escalinata, el Comandante Naval Beceiro a la izquierda, en el centro el Contralmirante Garat, y el Comandante Naval entrante, Fontán.

                                                                          
Aparte de los personajes habituales, como bien mencionó en su intervención Antonio Trevín, delegado de Gobierno: "Autoridades civiles, militares y judiciales" ya se pudo ver en las dependencias de la Comandancia Naval algún rostro nuevo, como el de la flamante alcaldesa de Gijón, la dulce Carmen Moriyón, que intervino en el acto, en el que el segundo de la Comandancia, Juan Carlos Álvarez, ejerció de presentador.




Cómo no, en el día de su despedida oficial, no podía ser menos, Beceiro también arrancó sonrisas y risas en su alocución ante el numeroso público que abarrotaba el local: "No sabía yo que Kety tuviera tantos amigos", a la vez que parafraseaba el ya famoso título de la canción de Amaral, refiriéndose al papel de su esposa en su vida: "Sin tí no soy nada", palabras que pronunció aguantando bien la emoción, repasando también su periplo profesional por Asturias como: "tres años de rutinaria actividad" y recordó con orgullo los 180 años de existencia de la Comandancia Naval en esta ciudad.

Cerró el acto quién nos convocaba, el Contralmirante del Grupo de Acción Naval 1 Manuel Garat Caramé, hermano de Kety, esposa de Beceiro.
Sus palabras, contundentes y directas, pronunciadas con vigor, se pronunciaron proyectadas a todo el auditorio: "Asturias es el yunque donde se forjó la identidad nacional" aludiendo a la etapa de la Reconquista.

                                                                             
Tras la intervenciones, se entonó el Himno de la Marina y luego compartimos un aperitivo.

Entre las autoridades locales: el fiscal general Gerardo Herrero, el presidente del TSJA Ignacio Vidáu, el de la Audiencia de Asturias, José Ignacio Álvarez, la procuradora general María Antonia F. Felgueroso, el adelgazado consejero Francisco Buendía y su esposa Cruz; el presidente de la Cámara de Comercio de Gijón, Luis Arias de Velasco y por parte de la Universidad de Oviedo, el vicerrector Santiago Álvarez.
 

                                                                             
Representando al Ejército de Tierra, entre otros, los coroneles Francisco Rosaleny, Rafael G. Crespo y el delegado de Defensa Baldomero Argüelles; por la Guardia Civil, los tenientes coroneles Martínez Raposo y Eduardo Martínez;  representantes de la Real Asamblea Española de Capitanes de Yate de Recreo, su delegado Manuel Martínez Entrialgo y el subdelegado Diego Cabezudo.


                                                                              
Por el Ayuntamiento de Gijón, además de la alcaldesa Moriyón, los veteranos concejales Pilar Fernández Pardo, Begoña Fernández Santiago Martínez Argüelles (que ha bajado varios kilos siguiendo la dieta Dukan) y el recién llegado al cargo Rafael Felgueroso (Foro Asturias).
Otros de los muchos amigos y patrocinadores presentes, como José Vega, jefe de la Obra Social y Cultural de Cajastur,  los profesores de la Universidad de Oviedo Agustín Coletes y su esposa Alicia Laspra; Trinidad Rodríguez y su marido Manuel Fernández o Rufino Roces, y personal de la casa, como la estupenda secretaria Charo Martín, la angelical Norma Gutiérrez, o esta humilde bloguera, en calidad de amiga, entre otros.



                                                                       
Estas profesiones (la de ambos: marino y periodista) tiene algo (yo diría que mucho) de agridulce.
Se conocen gentes que van pasando, algunos dejando peor o mejor recuerdo.
Ellos (los marinos de guerra) tienen ese período cronológico migratorio: dos o tres años, otros se quedan.
Quienes estamos para contar cosas, les vemos, desde uno u otro medio, desde uno u otro escenario... llegar, dejarse conocer, o no...hacer, irse...
La vida, en ellos, es como el mar: Inmenso, poderoso, bello. Va y viene,
Se va, pero siempre vuelve, envuelto en el sí mismo de sus propias olas.

A veces, hay personas que nos llegan al corazón y, como una ola cargada de agua, sal y espuma, lo impregnan para siempre...aunque físicamente se vuelvan a marchar, llenos de luz y sol, para volver, con su calor y su alegría.. y volver a irse...y así, siempre que quieran, porque, aunque quizás no lo sepan, para quiénes les hemos conocido, son unos maravillosos seres-mar.
                                                                                 

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