Magia infantil y realmente clásica

                                                                             
Aunque su autoría se atribuyó durante años a Haydn, la famosísima“ Sinfonía de los Juguetes” fue obra de Leopold Mozart, padre del archiconocido genio de la Música, Wolfgang Amadeus Mozart.
Esta maravillosa composición, junto con otras como “El Reloj” de Joseph Haydn, o la “Clásica” de Prokofiev es a los niños, lo que el Concierto de Año Nuevo en Viena y los Strauss, a los adultos (aunque a muchos niños también les encanta disfrutar con sus padres de esta imprescindible cita anual, para la gran mayoría de los mortales, en versión televisiva, la resacosa mañana del 1 de enero).
No hay nada mejor que la música clásica en familia. Al menos así lo defienden desde la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias que, en colaboración con la Consejería de Cultura y Turismo organizaron, otro año más, el famoso Concierto Extraordinario de Reyes celebrado el pasado día cinco en el Auditorio Príncipe Felipe.
Aunque la crónica quede un poco fuera de contexto, no podía resistirme a ofrecérosla en el blog, sobre todo pensando en las personas que colaboraron posando para las fotos y aportándome sus nombres.
Apoyando la causa navideña y a su orquesta, su gerente Ana Mateo y la coordinadora de actividades, Dolores Osset.
Todos los años cuentan con colaboradores conocidos para elaborar la primera parte en la que intervienen curiosos instrumentos que emiten sonidos onomatopéyicos como el canto del ruiseñor, de la perdiz, o el repetido “cu-cú”, y otros más conocidos como el cascabel, la trompeta, el triángulo, los platillos o el tambor. En esta ocasión se subieron a las tablas para participar con dichos instrumentos y dirigidos por el maestro Guillermo García Calvo, el encantador publicista Antonio Lobeto, que también ejerció de presentador, la estudiante de Musicología, Lorena Antón, el miembro del Consejo Rector de la OSPA, Fernando Arroyo, el profesor de Música de la Gesta I, Ángel Francisco Casado que tocaba una trompeta de plástico, la asistente de dirección artística de la Asociación Amigos de la Ópera de Oviedo, Patricia Cuesta, la archivera de la OSPA, Elisabeth Expósito, Juan Suárez (El Sueño de Morfeo) con su tambor de juguete, y el piloto de automovilismo Javi Villa que se encargó, con más o menos compás, de hacer sonar el “cu-cú”.
                                                                    

El resto de profesores de la OSPA, por ser un “concierto matinal” vestían de “media etiqueta” con traje de chaqueta oscuro y corbata a juego, así me lo hicieron saber algunos de ellos, mientras aguardaban su turno. El patio de butacas y el anfiteatro, repleto de padres y niños con ganas de pasarlo bien en esa mañana previa a la noche de Reyes.
Entre las muchas familias acudieron los hermanos Cosmen: María con sus hijos Victoria, Pablo e Isabel, su hermano Fernando con su mujer Santi López-Arnaldo y sus hijos Fernando, Fuensanta y Felipe, la cuñada de ambos, Marta Fernández con sus hijos Pelayo, Eduardo y Carlitos, y el primo Gaspar, hijo de otro de los hermanos Cosmen, José.
Tampoco la familia Coalla-Stein quiso perderse la mejor aproximación de sus niños a la música clásica y, ejerciendo de abuela orgullosa, Mavita, acompañando a sus consuegros Hernando y Sara y a Gabriel y Mateo, nietos de ambos.
Un buen preámbulo para lo que fue, sin duda, una noche mágica y llena de ilusión.

                                                                       

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