La ministra Ángeles G. Sinde en Oviedo, para visitar al Señor

                                                                               
Con motivo de la clausura de las actividades culturales desarrolladas en toda España con motivo del Año Santo Jacobeo, la ministra de Cultura, Ángeles G. Sinde acudió ayer a Oviedo, donde fue recibida por el presidente del Gobierno Autonómico Vicente A. Areces.
El encuentro, aunque muy nutrido en personalidades y asistentes, quedó un poco cojo en cuanto a la no presencia en este acto tan señalado e institucional, celebrado en el Palacio Conde de Toreno, de ningún representante de la Xunta de Galicia, ni del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Oviedo, (alcalde, concejal-a de Cultura...).
Con sendas razones por ambas instituciones, en las que no voy a entrar aquí, se llevó a cabo igualmente, la presentación de la edición fascimilar de la "Biblia de Danila", un códice manuscrito de una biblia, escrito en el siglo IX por el escribano Danila, posiblemente de origen asturiano. Este manuscrito, en su versión original, se conserva en Nápoles, en la abadía benedictina de la Cava dei Tirreni y está considerado como uno de los más importantes de la ruta jacobea y del Reino de Asturias.
Los investigadores, presentes en el evento, fueron los profesores Paolo Cherubini, catedrático en la Scuola Vaticana de Paleografía, y los expertos en Filología Clásica de la Universidad de Oviedo, José Antonio Valdés Gallego y Alfonso G. Leal, ex profesor mío de Latín en primer curso de Geografía e Historia, cuando esta licenciatura daba sus últimos coletazos en el edificio de la Plaza Feijóo y recibíamos clases en el desván, con un frío horroroso.

González Sinde llegó un tanto veloz y tomó asiento casi sin mirar, tanto es así que el presidente Areces tuvo que señalarle en dos ocasiones al equipo de profesores que aguardaban de pie y al que se refirió como "los investigadores", a los que finalmente la ministra G. Sinde, saludó.
En primera fila, arropando a la ministra, la presidenta de la Junta, María Jesús Álvarez, la Consejera de Cultura, Mercedes Álvarez y entre el público, la directora de Política Lingüística, Consuelo Vega.

                                                                        
También "estrenaron" sala, anteriormente ocupada por la preciosa biblioteca que yo tanto frecuenté en mi época inicial de estudiante de Derecho, miembros del cabildo catedralicio como el nuevo deán Benito Gallego, el presidente del Patrimonio Cultural de la Iglesia, Juan José Tuñón, o el archivero Agustín Hevia; varios alcaldes de municipios por los que pasa el Camino de Santiago, como el de Villaviciosa, Manuel Busto, el de Sariego, Francisco Javier Parajón y otros representantes políticos como el concejal de Cultura de Avilés, Román Antonio Álvarez, los concejales socialistas Paloma Sáinz, Alfredo Carreño y Margarita Vega; el director del CONSMUPA, Alberto Veintimilla y muchos miembros de las diversas asociaciones del Camino de Santiago en toda España como el de la Astur-Leonesa, José Luis Galán, el de la Astur-Galaica de Tineo, Laureano García, también desde Lugo, y otros profesionales como el arqueólogo César Pérez de Castro, entre otros.



El acto de presentación fue breve y dió paso a una especie de rueda de prensa con la ministra, para posteriormente descender al patio llamado "de columnas" del palacio, donde del techo pendían una especie de globos ovoidales. Era la instalación del artista vallisoletano Eugenio Ampudia que se iluminaría con la proyección, sobre ellos, de las imágenes de la exposición "Ars Itineris: el viaje en el Arte Contemporáneo" compuesta por proyecciones del Camino de Santiago, y que ya había recorrido toda la España Jacobea, siendo Oviedo el último destino para despedirse de esta gira organizada con motivo del Año Santo Jacobeo, organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, coordinada por el Ministerio de Cultura y apoyada por el Consejo Jacobeo. Habrá más celebraciones, pero ya sin presencias políticas, más de tipo cultural, argumento que de por sí define la propia celebración.
Al salir, una pertinaz lluvia pre-invernal y navideña, me reubicó en la conocida realidad, y en mi cabeza, el dicho de la época del Camino, tan conocido y por mí, tan últimamente repetido: "Quién va a Santiago y no al Salvador, visita al criado, y no al señor".
                                                                                

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